Cologne

El nombre del producto, tan anunciado en estas fechas, está relacionado con la ciudad del mismo nombre donde se estableció el fabricante J. M. Farina a comienzos del siglo XVIII, cuando el Rin era un río aún lleno de vida. Unos ciento veinte años después del establecimiento del creador del agua de colonia en tal lugar, Samuel Taylor Coleridge escribía este poema dedicado a los aromas del mismo río, corría 1828 y nuestros ríos comenzaban a sufrir:

In Köhln, a town of monks and bones,
And pavements fang’d with murderous stones
And rags, and hags, and hideous wenches ;
I counted two and seventy stenches,
All well defined, and several stinks !
Ye Nymphs that reign o’er sewers and sinks,
The river Rhine, it is well known,
Doth wash your city of Cologne ;
But tell me, Nymphs, what power divine
Shall henceforth wash the river Rhine ?

Si lo preferís en castellano:

En Colonia, ciudad de monjes y huesos
y calles pavimentadas con adoquines salientes y asesinos,
y harapos y brujas y espantosas sirvientas,
conté setenta y dos tufos
bien diferenciados, además de varios hedores.
¡Ninfas que reináis sobre alcantarillas y fregaderas!,
es bien sabido que el río Rin
lava vuestra ciudad de Colonia.
Pero, decidme, ninfas, ¿qué poder divino
lavará al río Rin aguas abajo?