Sostenibilidad en los fogones

«Nadie comería lince ibérico al ajillo», ¿por qué comer entonces atún rojo? Algo así viene a decirnos Darío Barrio en la noticia del diario EM en la que nos presentan fish2fork, una web donde nos clasifican los restaurantes de acuerdo con «la sostenibilidad y el sabor de los platos de pescado».
La página parte de una iniciativade Charles Clover,  autor del libro y del documental The End of the Line, un filme sobre la sobreexplotación de los océanos:

Smog sulfuroso

Cristina Muñoz (2ºA Bach) nos ayuda a comprender mejor este fenómeno, también llamado smog ácido:

En muchas ciudades nos encontramos con un fenómeno denominado “smog”, debido al elevado nivel de contaminación que éstas sufren.  La palabra proviene de niebla y de humo en inglés. Este fenómeno consiste en la contaminación atmosférica que sufren algunas ciudades debido al resultado de combinar ciertas condiciones atmosféricas y algunos contaminantes concretos.
La densa y oscura niebla proviene de productos (óxido de sulfuro y de nitrógeno, hidrocarburos y millones de partículas de plomo, manganeso, cobre, níquel, cinc y carbono) de las industrias, de los automóviles y de los hogares.
Hay dos tipo de smog: el fotoquímico y el sulfuroso, aunque va a ser este último en el que nos vamos a detener.
El smog sulfuroso es concretamente el que contiene concentraciones elevadas de óxidos de azufre y material particulado. Se suele dar sobre todo en climas no muy calurosos y bastante húmedos, al contrario que el smog fotoquímico, que necesita más temperatura y sequedad y que se da en muchas ciudades con tráfico intenso.
Los efectos del smog afectan directamente a la salud de animales, plantas y personas y pueden producir otros efectos nocivos en la naturaleza. Puede provocar entre otras cosas irritación ocular y de la garganta, tos, fatiga, anemia y, en general, sobrecarga de las vías respiratorias. Si además la persona sufre asma, alergia y otros problemas pulmonares, el smog puede llegar a caiusar la muerte.
Uno de los casos más conocidos de smog sulfuroso es el que se produjo en la ciudad de Londres en el año 1952. El smog con óxidos de azufre y partículas de hollín estuvo muy concentrado y, debido a las condiciones estáticas de la atmósfera, en sólo cinco días provocó la muerte de alrededor de 4000 personas pero pudieron morir hasta 12000 en total tras los días que siguieron a los cinco mencionados.

Más información y fuentes:

¿Respiras aire contaminado?

Noticias como ésta se repiten a lo largo del año cuando organismos o asociaciones hacen públicos sus informes. En el diario EM pudimos leer hace poco una con datos muy interesantes que debes leer y cómo éstos han mejorado en los tres últimos años gracias a la crisis, que también tiene su parte positiva. No estaría mal complementar esta lectura con esta otra noticia, en la que, hace un par de años, el entonces ministro de Sanidad nos hablaba de la estrecha relación entre salud y medio ambiente.

Altas concentraciones de mercurio

Casi coincidiendo con nuestra visita a las minas de Almadén apareció esta noticia en el diario EM, en la que Ecologistas en Acción pone de manifiesto las altas concentraciones de mercurio en la atmósfera de dos zonas concretas de nuestro país, en relación con la industria del cloro. Además se informa de algunos de los perjuicios que esta sustancia puede generar; así podemos leer que la misma «puede formar metilmercurio, que se acumula y concentra en los ecosistemas acuáticos y en grandes peces (atún, tiburón, pez espada…). El metilmercurio es un neurotóxico que puede afectar a la formación del cerebro, por lo que es muy preocupante la exposición durante el embarazo o la lactancia. Asimismo, puede causar daños en el sistema cardiovascular y un incremento en la mortalidad…»

Entradas relacionas:

Y si aún saber más sobre este elemento químico acércate a Jove (Asturias) a través este vídeo:

Una mañana en las minas de Almadén

Ángela López (2ºA Bach) hace una crónica de nuestro viaje por la mencionada zona:

El pasado jueves 18 de noviembre nos encontramos a las 8.15 de la mañana en la parada del autobús, allí nos estaba esperando el mismo para llevarnos a visitar las minas de Almadén (Ciudad Real).

Tras un trayecto de hora y media llegamos a la zona. Comenzamos la actividad a las 10:30 en el Centro de Visitantes y prosiguió en el Centro de Interpretación de la Minería donde había paneles informativos sobre la evolución histórica de las labores mineras. Estos paneles nos explicaban que al principio, cuando se empezó a explotar la mina, el mineral (cinabrio) aparecía en la superficie y su explotación era a base de “rafas” pero a medida que se iba agotando empezaron a excavar pozos para poder llegar a los más profundos. Desde el s. XVIII se utilizaba una explotación en hurtos en la cual se arrancaban los minerales a medida que se avanzaba en la explotación de la mina. Otro método utilizado fue el de Larrañaga que es un sistema de corte y relleno que consistía en arrancar el mineral y rellenar el espacio con rocas estériles, este sistema se mantuvo hasta los años 50. La mina se extendió por debajo del pueblo de Almadén, alcanzando los 700 metros de profundidad hasta donde llega el pozo de San Joaquín. El final de la actividad minera ocurrió en noviembre de 2001, momento en el que se empieza las obras de acondicionamiento de la mina para ser visitada.

Tras visitar el centro, realizamos un recorrido por las galerías subterráneas, para poder hacerlo nos dieron a cada uno un casco para evitar posibles accidentes, la bajada se realizó a través del pozo de San Teodoro en una jaula-ascensor hasta unos 50 metros de profundidad. El recorrido a pie se lleva a cabo por una mina que se explotaba desde la época de los romanos y, durante el mismo, Pedro, que así se llamaba nuestro guía nos fue explicando lo que se hacía allí abajo cuando se explotaba. Estuvimos viendo el torno de mano, que servía a los mineros para transportar el mineral y las herramientas por los pozos, así como el baritel de San Andrés o las entibaciones que servían para evitar el derrumbe de las paredes y techos de las galerías.

Cuando terminamos el recorrido subterráneo, la salida a la superficie la realizamos a través de un tren que nos llevó hasta los hornos, para dirigirnos luego al Museo del Mercurio, aquí encontramos experimentos interactivos de física y química del mercurio, así como salas dedicadas a la geología y paleontología de la zona o algunos audiovisuales con curiosas historias del pasado minero.

Por último, para terminar la visita, nos montaron en unos minibuses eléctricos para llevarnos de nuevo al Centro de Visitantes para ver la tienda e ir esperando al resto del grupo que tuvo algunos percances. Una vez unido todo el grupo, nos subimos de nuevo al autobús para iniciar el regreso, unos lo pasaron cantando y otros durmiendo hasta llegar a Córdoba.

Este fue nuestro viaje a las minas de Almadén donde lo pasamos genial y esperamos repetirlo… y también finalmente recomendaros que no dejéis de visitarlo, merece la pena.

El Ártico: de reservas a recursos

Azahara Arquillo (2ºA Bach) profundiza en uno de los temas que ya se adelantaron en este blog: las riquezas del Ártico:

Os pondré en situación:

  • Polo Norte. Grandes yacimientos  de petróleo y gas inaccesibles debido a la gran capa de hielo. Tierra de nadie.
  • Cambio climático.
  • Deshielo del polo. Las bolsas de petróleo pasan a ser accesibles. Varios países luchan por poseer esta zona.

… Acabarán explotándola. La instalación de una central y el paso de barcos petroleros provocarán escapes de fuel, gasolina…. No sólo contaminará el territorio sino que aumentará el deshielo. Podéis leer la noticia en este enlace.

«El botín en disputa es fabuloso, el mayor del nuevo siglo: enormes bolsas de gas y petróleo antes inaccesibles, yacimientos de diamantes y metales preciosos, nuevos caladeros de pesca, islas que emergen del hielo (capaces de acoger nuevos puertos o bases militares) y rentables rutas transoceánicas.» podíamos leer en LaVerdad, de donde también extraemos este párrafo: «El Océano Ártico, con sus 14 millones de kilómetros cuadrados, alberga un 25% de las reservas de petróleo y gas natural del planeta. Debido a su escasa población, esta zona es más estable que el Medio Oriente (no sería lo mismo depender del petróleo canadiense que del iraní).»

El cambio climático global, en un momento de subida de precios, aumenta la codicia de todos, pero los países más poderosos aún no se ponen de acuerdo en quién es el dueño y de qué.  En este momento, lugares por mucho tiempo olvidados pasan a encabezar el interés internacional.

Aunque la Antártida fue repartida en 1959, no existe ningún tratado internacional que determine la extensión de la propiedad de cada nación sobre el Ártico.  Así EEUU, Canadá, Islandia, Suecia, Rusia, Dinamarca, Finlandia y Noruega han puesto sobre la mesa antiguos mapas y han sacado a la luz viejos tratados que, en algunos casos, datan de los años 20 como el Tratado de Spitsbergen con los que pretenden justificar su derecho sobre cada espacio por pequeño que sea.

De forma paralela a los manejos políticos y diplomáticos de los distintos países, se han estudiado fragmentos del Ártico, con rompehielos o submarinos nucleares, y los países costeros  ya están organizando nuevas expediciones cartográficas para reclamar el mayor territorio posible en respuesta al paso dado por Rusia, que ha sido la primera en reclamar su parte.

Pero las empresas no esperan a arreglos diplomáticos, de esta manera una mina rusa en Svalbard ya extrae carbón de alta calidad más allá del círculo polar ártico, al igual que De Beers, el gigante minero, y otras 60 compañías buscan diamantes bajo lagos congelados en el norte de Canadá y en EE UU, ya hay presión de las multinacionales para aumentar la explotación y exploración petrolífera.

Existe sólo un pequeño organismo internacional, el Consejo Ártico, que puede mediar, pero su enfoque principal es el bienestar de cuatro millones de personas, sobre todo nómadas (inuits y lapones), y el único instrumento legal, la Convención sobre el Derecho Marítimo, no ha sido ratificado por EE.UU presumiblemente por intereses económicos, tal como podemos leer en el enlace del párrafo anterior.

Algunos países como Dinamarca, Canadá y Rusia buscan cordilleras submarinas que unan sus países con el Ártico, lo que les permitiría reclamar su territorio, de una u otra forma parece que “todo vale”.

Independientemente de conflictos puramente burocráticos, hay un problema más grave: las previsiones son pavorosas, algunos científicos calculan que antes de 2030 ya no quedará hielo en verano.  Cada vez son más los científicos, ecologistas y ciudadanos comprometidos los que hablan de las zonas costeras que en menos de un siglo quedarán anegadas o de las especies que desaparecerán con el hielo. Y es que, según los últimos estudios el ritmo de crecimiento de las aguas está en medio milímetro al año.

Son muy escasos los espacios en nuestro planeta que aún permanecen vírgenes y entregados sólo al disfrute de románticos, aventureros o ecologistas,  uno de estos lugares está seriamente amenazado por el comercio abusivo y el afán lucrativo que preside en la actualidad las actuaciones de la mayoría de los países.

Esta historia, de la que ahora se empieza a hablar, pronto, sin darnos casi ni cuenta, pasará a ser cotidiana. Cuando el enésimo buque haya encallado en sus aguas y la última especie haya desaparecido, nadie dará absurdos argumentos,  pero entonces, será tarde.

Más información y otras fuentes utilizadas: