Entrada redactada por Eduardo Gañán (2ºA Bach)
Compañeros, como sabréis, si habéis seguido los telediarios durante la pasada semana, se ha hundido cerca de Algeciras un barco chatarrero: el New Flame. Esta tragedia empezó en el mes de agosto del año pasado cuando dos barcos colisionaron frente a las costas de Gibraltar y Algeciras. Según las autoridades de Gibraltar, dado que fue en aguas dependientes del Reino Unido, no había peligro de fuga de ambos navíos: uno cargado de petróleo y el otro de chatarra. En un primer momento se intentó solucionar el problema del barco chatarrero, el New Flame, dado que era el más dañado. Entre las primeras soluciones estaba la de reparar el barco en alta mar o bien remolcarlo a la costa.
Pues nada de esto se pudo llevar a cabo, y a fecha de hoy ya van más de siete vertidos de petróleo. Pensemos en el daño que causa un accidente de esta índole: el mar queda totalmente contaminado y la fauna se ve claramente afectada con las aves y los peces como principales tipos de animales afectados, al igual que las costas mediterráneas que ven ennegrecidas sus arenas. Además debemos tener en cuenta los daños indirectos: la pesca se verá afectada y la economía de estos parajes stambién.
Y las distintas Administraciones ¿qué? Solo se dedican a cruzarse acusaciones y a “echarse la pelota al tejado del otro”. Ni la Junta de Andalucía ni el Gobierno de Gibraltar aceptan el problema e intentan poner soluciones (entre ellas las que hemos visto en este último tema de CTMA). Creo que sería más adecuado dejarnos de denuncias y de culpar al otro y poner manos a la obra y arreglar este desaguisado (esto es solo una opinión).