Nuestro país abandonó la minería del uranio allá por el año 2000 debido a que, en aquel momento, no resultaba rentable. Si observáis la gráfica que nos ofrece el diario EP en su edición de ayer (el precio no se refiere a kilogramos sino a libras), podéis entender bien la diferencia entre los conceptos de recurso y reserva.
Todo ello nos explica que vuelva a buscarse el mineral en zonas de Extremadura y Castilla-León.
Las concentraciones detectadas en los años ochenta fueron cercanas a un gramo de uranio por kilogramo de tierra, lejanas de las mejores minas del mundo, aunque se espera encontrar mejores condiciones.