Curiosamente, me llega un correo en estos momentos con información sobre un tema del que ayer mismo hablábamos en clase: las posibilidades del gas natural como principal alternativa al petróleo en un futuro muy próximo. Leed el reportaje en Consumer.
El metano es junto con el dióxido de carbono uno los causantes del cambio climático, ya que atrapa veinte veces más el calor que el CO2.
Las cantidades de metano ocultas en el permafrost (capa congelada del subsuelo que afecta con su derretimiento a ecosistemas naturales e infraestructuras humanas y que podría acelerar el cambio climático), podrían estar escapándose a la atmósfera, por efecto del cambio climático, lo que aceleraría aun más este fenómeno.
Pero no todo es negativo, el metano es un gas que puede utilizarse como combustible (forma parte del gas natural) y diversos investigadores y empresas han pensado capturarlo antes de que se escape a la atmósfera y transformarlo en energía.
De esta manera, como los residuos urbanos son fuentes de metano, los vertederos podrían aprovecharse para generar energía. El metano también podría utilizarse como combustible para las naves espaciales.
Sin embargo, la tecnología para la explotación del metano todavía necesita un gran desarrollo para que pueda considerarse rentable industrialmente.
Además, si este compuesto se extrae del fondo del mar, se podrían producir corrimientos de tierra en los fondos marinos.
Por lo tanto, a pesar de que el metano podría llegar a ser el sustituto de los combustibles fósiles, hay que investigar muy bien todas sus ventajas e inconvenientes, y determinar si de verdad merece la pena extraerlo y usarlo para generar energía.
En mi opinión, merece la pena usarlo sólo si se consiguieran evitar los posibles escapes de este gas a la atmósfera, ya que si en su extracción ocurriera algún escape, éste seria bastante grave con respecto al efecto invernadero.