Ya hablábamos en el pasado mes de marzo de estar pasando de la situación de "El Niño" a "La Niña". Efectivamente parece ser así, ella está entre nosotros y además algunos de sus efectos se dejan sentir.
Desde el blog CO2, Anton Uriarte nos comentaba la situación correspondiente al mapa que veis arriba, el pasado 29 de octubre:
…La lengua morada en el ecuador del Pacífico Oriental rodeada de una gran zona azul que avanza hacia el oeste, indica que allí la temperatura del mar está aún más fría de lo normal. Es la Niña.
Normalmente el agua de la zona occidental asiática del Pacífico Ecuatorial tiene una temperatura media superficial de unos 29ºC, pero en la zona oriental americana, la temperatura media es de tan sólo 23ºC, debido al afloramiento en superficie de aguas profundas venidas de las profundidades.
Cuando hay Niño la diferencia entre un lado y otro del Pacífico Tropical ya no es tan grande. Los alisios, vientos del este, flojean, y una contracorriente de agua cálida superficial llegada del oeste del Pacífico impide en la parte oriental el afloramiento de las aguas profundas, frías y ricas en CO2 y en nutrientes…
Cuando hay Niño, además de este fallo en la subida de aguas frías, se produce mayor evaporación debido a la calidez de las aguas superficiales y lluvias torrenciales en aquellas costas. También el Niño provoca un trastocameinto de la circulación general de los vientos, lo que afecta a otras regiones del planeta. La temperatura media global aumenta. El poderoso Niñó de 1997-98 es un ejemplo de ello.
Ahora lo que hay es Niña, que es lo contrario, es decir, una agudización de las diferencias térmicas entre una mitad y otra del Pacífico Tropical. La predicción de Niño o Niña, un elemento muy importante en la determinación de la temperatura global media, sigue estando en mantillas…