Monóxido de carbono y tabaco

Cristina Muñoz nos redacta esta entrada en un momento oportuno:
Como ya sabemos, uno de los lastres que más daño ha causado en la humanidad, es el vicio horrible del CIGARRILLO. Hace más de 20 años que, a diario, oímos hablar de los daños que causa el tabaco en las personas, como por ejemplo el cáncer, multitud de infartos, enfisemas, etc… Y aunque siempre tratemos de disculpar nuestro vicio, no dejan de inquietarnos los males que causa.
Uno de entre tantos componentes nocivos del tabaco es el monóxido de carbono (CO). Esta sustancia también sale por los tubos de escape de los vehículos, así que imaginemos lo perjudicial que puede llegar a ser.
Mediante multitud de estudios, sabemos que la sangre asimila más fácilmente el monóxido de carbono que el oxígeno, de modo que al fumar, se inhala un gas venenoso y se impide al cuerpo recibir el oxígeno necesario. El CO, procedente de el cigarrillo, se mezcla con la hemoglobina de la sangre, produciendo una sustancia que se llama carboxihemoglobina, que impide la conducción del oxígeno en la sangre, de modo que las personas fumadoras van aumentando sus dificultades respiratorias. La afinidad del monóxido de carbono por la hemoglobina es 250 veces mayor que la del oxígeno.  Algunos de los efectos de esta sustancia son mareos, dolores de cabeza concentrados, náuseas, sonoridad en los oídos y latidos intensos.  También, como es lógico, afecta a personas no fumadoras que lo respiran al estar presente en el medio y por ello, también es perjudicial para éstas.
Para evitar este tipo de problemas mencionados anteriormente ya se había prohibido fumar en muchos lugares públicos, y visto que siguen los daños, ya se ha puesto en marcha la aplicación de la nueva ley antitabaco desde el pasado 2 de enero, no se puede fumar en todos los lugares públicos, parques infantiles, lugares de trabajo, centros educativos etc…
Como datos interesantes para alarmar a aquellas personas que deben cambiar ese mal hábito, puesto que perjudica en gran parte su salud, se sabe que la concentración de carboxihemoglobina en las personas fumadoras es del 15%, concentración que desplaza el oxígeno del aire necesario para respirar y reduce su concentración, a la vez que altera los sistemas enzimáticos de la respiración celular. Por tanto, hay que concienciarse de los terribles problemas que causa ese vicio que aparentemente parece inofensivo, pero que puede causar graves problemas como ya se ha mencionado antes y hay que dejarlo a un lado para, así, mejorar la salud de todo el mundo.
Fuentes y más información: