¿Podríamos considerarnos carnívoros?

José Manuel Bogallo comparte con nosotros estas reflexiones: 

En realidad el ser humano es omnívoro (del latín omnis, "todo" y –vorus, "que come"), aquellos cuyo sistema digestivo es capaz de digerir tanto carnes como vegetales. No obstante,  ciertas influencias culturales dirigidas a satisfacer los “caprichos” de países desarrollados,  y otros diversos factores, han convertido a sociedades desarrolladas en elevados consumidoras de carne y, por consiguiente, en carnívoros. Esto provoca situaciones complicadas y desagradables, no solo por  el brutal acto de matar animales. 

Este tema parte del ejemplo expuesto por una astronauta argentina en un “blog” en el cual propone disminuir el consumo dedicado a comer carne. Además, hay que resaltar que dicha astronauta se está refiriendo a uno de los países más consumidores de vacas: 70 kilos por persona y año. Teniendo en cuenta que cada kilo de carne emite entre 10 y 20 kilos de CO2 equivalente, ¡echen la cuenta! 

Debido a todo ello, muchos ecologistas tienden a concienciar al personal sobre el vegetarianismo o sobre una aplicación imaginativa a la hora de comer (distribuyendo verduras, leche, hidratos de carbono…) 

Otro punto a tener en cuenta es si el ganado  interviene también en el desarrollo del cambio climático. Ante esto existen múltiples opiniones e hipótesis; aunque muestra más credibilidad el informe expuesto por  Rajendra Pachauri, presidente del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) de la ONU donde menciona la cantidad de CO2, metano,… expulsada por el ganado bovino que supera ya a la del automovilismo.

Además, Greenpeace aporta que el sustento del ganado provoca una elevada deforestación y, para conseguir más y más, llegan al uso de fertilizantes transgénicos. Dicho uso provoca un aumento considerable en las emisiones atmosféricas, llegando este sector a responsabilizarse en el 32% de emisión de gases. 

Todas estas descripciones y demás medidas tienen un objetivo común, evitar el aumento del consumo carnívoro. A este movimiento contribuyen esencialmente defensores de animales que toman este punto como una manera de hundir a las industrias y mataderos. Ante todo esto, añade Raj Patel (experto en alimentación), el ser vegetariano es un modo de vida que requiere cierto nivel económico, pues la carne “bio”  y las verduras, frutas…están desigualmente distribuidas en barrios más pobres y no mencionemos al tercer mundo. No solo eso, sino que esta sociedad está acostumbrada a un ritmo de vida fugaz, problema fundamental para el auge de la comida rápida rica en proteínas.

En mi opinión, tal artículo define grandes problemas de países desarrollados (elevado consumo, degradación del cambio climático, etc) que nos hacen cuestionar la situación a la que estamos llegando y la desigual preocupación expuesta por nuestros representantes. En cuanto a la comida, no puedo negar que somos muy consumidores en carne y que no tenemos una necesaria conciencia ecológica (situándome el primero).

Entrada relacionada: Comer carne 

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Crecer o no crecer: hard question

Hemos comentado en clase y también lo hicimos en este espacio, hace unos meses, la teoría del decrecimiento, de la que por vez primera tuvimos referencia gracias a algunas revistas de organizaciones ecologistas no hace demasiado tiempo; ahora empieza a leerse sobre la misma en algunos periódicos. ¿Cuándo llegará a los libros de texto?
Un interesante y amplio artículo acaba de aparecer en el diario EM, con el título de este mismo post, sobre lo que algunos consideran un desastre anunciado, y no se refieren sólo a la crisis actual.
Creo que su lectura es muy recomendable, tiene al final un pequeña relación de conceptos relacionados con los que deberíamos familiarizarnos. No penséis que se trata de un tema novísimo, aunque no se utilizan los mismos términos que lustros atrá.

La era de las energías renovables

Antonio Morales nos invita a pensar en las energías renovables:

En una entrevista a Ángeles Santamaría, directora de Mercados y Prospectiva de Iberdrola Renovables, se afirma que en el 2020 el 20% de la energía consumida debería ser renovable. Así los países que no suelen utilizar este tipo de energía deberán comenzar a usarla.

La energías renovables están siendo muy criticadas, pero, ¿por qué deberíamos a empezar a usarlas?, pues porque no emiten CO2, son una fuente ilimitada y se puede decir que son más baratas a la larga. Eso sí, la energía eólica por ejemplo sólo se produce cuando hay viento, por eso debe ser combinada con otras fuentes de energía. Aunque aún tenemos casos de algunos países como Francia que siguen apostando por la energía nuclear, a pesar de que en la UE se ha decantado ya claramente por las energías renovables.

Actualmente se ve más necesario fomentar la energía eólica que, por ejemplo, la fotovoltaica, porque la eólica es la más madura tecnológicamente y la que resulta más competitiva a los actuales precios del crudo y del gas. Mientras que la energía fotovoltaica aún tiene que mejorar su tecnología y sobre todo tiene que tener un precio más asequible, necesita ayudas muy elevadas para producir el mismo número de Mw que la eólica.

Bueno, bonito y barato: material nuclear

David Moyano nos habla de otro problema de los residuos nucleares:

El día 29 de septiembre de este año, El País publicaba un articulo en el que divulgaba la desaparición o sustracción de un maletín con material radiactivo de baja actividad (Cesio-137 y Americio-241). Este equipo era utilizado para la medida de densidad y humedad del terreno. El supuesto robo se produjo en un laboratorio de obras, en Barcelona.  GEOCISA, empresa propietaria de dicho equipo, mantiene que éste no entraña riesgos radiológicos mientras se mantenga cerrado, puesto que las fuentes radiactivas se encuentran en su interior, protegidas y encapsuladas. Sin embargo, afirma que sí podrían presentarse riesgos en caso de apertura o destrucción del equipo que dejen las fuentes sin sus protecciones.    Y es que, en materia nuclear, parece sorprendente el poco interés que algunas empresas ponen sobre la seguridad ciudadana, y la poca garantía de seguridad que muestran con estos altercados. Porque no es un hecho aislado. En otro articulo del mismo periódico, La Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) habla de 252 casos en 2006 de material radiactivo robado y desaparecido. Y en sí, lo que más preocupa, como bien dice Abel González, del comité de Naciones Unidas para el efecto de las radiaciones, no son sólo los casos registrados, sino sobre todo los contrabandos no detectados.    Todo esto hace evidenciar que haya un mercado ''negro'' de material nuclear radiactivo, en la que determinados grupos de personas puedan comprar y vender dicho material. Y ésta, puede ser la peor noticia que pueden recibir la policía antiterrorista, e incluso nosotros. Pues si bien, el maletín robado en Barcelona no puede ocasionar un gran daño, si los terroristas consiguen una gran cantidad de este material (se habla de centenares de robos), podrían construir una denominada <<bomba sucia>>, no tan devastadora como la que lanzaron los estadounidenses en Hiroshima, pero que podría provocar daños catastróficos.   Ante esto, solo podemos pedir soluciones. Entre otras obligar a aumentar el control y la seguridad en zonas con material radiactivo (desde centrales y cementerios nucleares hasta hospitales e industrias donde también almacenan dichos contaminantes); cabe la propuesta de sancionar a las empresas que, entre tantas cosas, sufran robos de este material. Pero claro, las empresas también podrían dejar de denunciar estos robos para evitar la sanción, por lo que se reduciría el control, y por tanto la seguridad, no solo de las zonas cercanas, como ocurrió aquel año en Chernobyl, en el que se produjo aquel accidente nuclear, sino de cualquier territorio del mundo.  

En resumen, los datos pueden afirmar la existencia de un mercado de contrabado de material radiactivo, y que, si no se ponen medidas para acabar con la inseguridad y el descontrol que han supuesto dicho mercado (e incluso poniéndolas), podriamos estar corriendo el mismo riesgo que tuvieron los afectados del citado accidente, pero en cualqier parte del mundo.