Lodos rojos en Hungría

A la espera de un nuevo vertido de la presa de residuos en Hungría (tras «un millón de metros cúbicos de material del desecho que se derramó de la balsa de vertidos tóxicos de una planta de aluminio, y que dejó siete muertos y unos 123 heridos»), y que aún contiene 500.000 metros cúbicos de lodos.

Imaginarnos el volumen no es fácil, imaginad un gran estadio de fútbol; en cuanto a la superficie afectada, haceos una idea con la imagen de la izquierda aparecida en el diario EP.

Las amenazas sobre el Danubio se convirtieron en realidad apenas al tercer día de la catástrofe. Inevitable recordar y comparar en clase la tragedia del Guadiamar, como también leímos en el diario EM

Para comprender mejos las claves, podéis visitar los siguientes enlaces:

Campos de golf reales

A veces la realidad imita a la ficción, aunque esta tan solo sea en forma de actividad de aplicación enla asignatura de Ciencias de la Tierra y medioambientales. Así encontramos en la página Ecología Verde una noticia sobre el proyecto de construir un complejo de golf (¿existe la palabra golfístico?) que amenaza el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares.

No dejes de leer la noticia.

Mareas negras y opacas

Como podéis ver en el mapa del Ministerio de Industria (para ver la fuente hacer clic sobre el mismo) también en nuestras costas hay explotaciones petrolíferas. Los riesgos son evidentes y no exclusivos de un accidente como el del pasado día 22 de abril, un asunto tal vez demasiado importante para dejarlo en manos de los políticos o de informes de las propias petroleras, como nos recuerdan desde Consumer (en este interesante reportaje): BP envío al Gobierno de EE.UU en 2009 un análisis de impacto ambiental en el que afirmaba que un accidente que pudiera dañar el litoral, las costas y la fauna de los estados del golfo de México era «muy poco probable o imposible».

Mientras los intentos por parte de BP de contener el flujo parecen comenzar a mejorar, se reconoce la gran magnitud de la tragedia ecológica.

En Las Tablas


Ha sido todo un placer no poder acceder hace tan solo unas horas a este observatorio (final del itinerario rojo) y poder haber tomado esta fotografía. E incluso ha sido placentero, a pesar de las molestias, soportar los ruidos de los numerosos visitantes que hoy compartían con nosotros las pasarelas y la alegría de un parque totalmente inundado y agradecido. También espero que todas esas visitas, entre ellas muchos niñas y niñas, no olviden lo que hemos vivido y podamos salvar lo que en momentos menos optimistas consideramos insalvable.

Dedicado a todas ellas un poco de historia y de vuelta a la realidad de hace unas semanas en este gráfico del diario EM

Bocaditos de siluro en salsa de mercurio

La receta no es nada complicada, tan solo tendremos que volver unos treinta y cinco años atrás e introducir una especie en la cuenca del Ebro (¿tal vez ya lo hizo por nosostros un ictiólogo alemán?), donde encontrará unas condiciones magníficas para reproducirse y alcanzar notables tamaños y convertirse en una de las grandes presas para la pesca deportiva. Después habrá que pescarlos masivamente para intentar aminorar el daño que producen sobre las especies autóctonas, congelarlos y enviarlos a un lugar donde exista una fuerte demanda de tan pesado producto.
Y no me refiero con lo de «pesado producto» al mercurio que pueden contener. En un reciente estudio del CSIC se confirmó que el 70% de esta especie contiene «concentraciones elevadas de mercurio, otros metales pesados y compuestos organoclorados», aunque desde Medio Ambiente de La Generalitat hubo declaraciones confusas sobre el uso que se le dará a esas toneladas de pescado que ayer intentaron aclarar, aunque resulta difícil pues las aguas del Ebro bajan turbias.

La turba ardió por vergüenza

Salgo de este largo agosto, sin los agobios de un aula de segundo de bachillerato a quien alimentar y con la intención de transformar a este en un blog lento, a modo de las ciudades lentas, no es que mi conexión ande chafada.
Salgo de este largo agosto ahumado por la noticia de la que hoy se han hecho eco en las televisiones y que ayer nos presentaba el diario EP a toda página y con esta imagen explicativa en la que exageran algo las llamas subterráneas:

La turba, ese carbón terroso abundante en algunas zonas del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel (¿qué sería de él si no tuviese esa máxima categoría?), está ardiendo. El hundimiento del terreno, consecuencia de la extrema sequedad, ha generado abundantes grietas en 150 hectáreas del parque por las que el oxígeno entra y puede oxidar la turba, que se calienta y arde con un humo visible en los días más fríos.
Más de cuarenta años de extracciones de agua legales e ilegales han llevado a esta situación crítica, en absoluto nueva.
La solución no es sencilla, y no está garantizada con la vuelta del agua, el proceso es irreversible y difícilmente se recupere la turba que ya ha ardido, procedente de una vegetación de una zona pantanosa de hace 300.000 años.

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