Ángela López (2ºA Bach) hace una crónica de nuestro viaje por la mencionada zona:
El pasado jueves 18 de noviembre nos encontramos a las 8.15 de la mañana en la parada del autobús, allí nos estaba esperando el mismo para llevarnos a visitar las minas de Almadén (Ciudad Real).
Tras un trayecto de hora y media llegamos a la zona. Comenzamos la actividad a las 10:30 en el Centro de Visitantes y prosiguió en el Centro de Interpretación de la Minería donde había paneles informativos sobre la evolución histórica de las labores mineras. Estos paneles nos explicaban que al principio, cuando se empezó a explotar la mina, el mineral (cinabrio) aparecía en la superficie y su explotación era a base de “rafas” pero a medida que se iba agotando empezaron a excavar pozos para poder llegar a los más profundos. Desde el s. XVIII se utilizaba una explotación en hurtos en la cual se arrancaban los minerales a medida que se avanzaba en la explotación de la mina. Otro método utilizado fue el de Larrañaga que es un sistema de corte y relleno que consistía en arrancar el mineral y rellenar el espacio con rocas estériles, este sistema se mantuvo hasta los años 50. La mina se extendió por debajo del pueblo de Almadén, alcanzando los 700 metros de profundidad hasta donde llega el pozo de San Joaquín. El final de la actividad minera ocurrió en noviembre de 2001, momento en el que se empieza las obras de acondicionamiento de la mina para ser visitada.
Tras visitar el centro, realizamos un recorrido por las galerías subterráneas, para poder hacerlo nos dieron a cada uno un casco para evitar posibles accidentes, la bajada se realizó a través del pozo de San Teodoro en una jaula-ascensor hasta unos 50 metros de profundidad. El recorrido a pie se lleva a cabo por una mina que se explotaba desde la época de los romanos y, durante el mismo, Pedro, que así se llamaba nuestro guía nos fue explicando lo que se hacía allí abajo cuando se explotaba. Estuvimos viendo el torno de mano, que servía a los mineros para transportar el mineral y las herramientas por los pozos, así como el baritel de San Andrés o las entibaciones que servían para evitar el derrumbe de las paredes y techos de las galerías.
Cuando terminamos el recorrido subterráneo, la salida a la superficie la realizamos a través de un tren que nos llevó hasta los hornos, para dirigirnos luego al Museo del Mercurio, aquí encontramos experimentos interactivos de física y química del mercurio, así como salas dedicadas a la geología y paleontología de la zona o algunos audiovisuales con curiosas historias del pasado minero.
Por último, para terminar la visita, nos montaron en unos minibuses eléctricos para llevarnos de nuevo al Centro de Visitantes para ver la tienda e ir esperando al resto del grupo que tuvo algunos percances. Una vez unido todo el grupo, nos subimos de nuevo al autobús para iniciar el regreso, unos lo pasaron cantando y otros durmiendo hasta llegar a Córdoba.
Este fue nuestro viaje a las minas de Almadén donde lo pasamos genial y esperamos repetirlo… y también finalmente recomendaros que no dejéis de visitarlo, merece la pena.